Al principio de los tiempos, el ser humano era incapaz de enumerar las cosas. De hecho, nosotros no poseemos percepción directa o inmediata para números mayor a cuatro, por esta razón cuando hay cantidades mayores a esta cifra tenemos la obligación de contar los elementos, agruparlos o compararlos.
Las manos se usaron para construir y utilizar herramientas, pero también fue muy importante para representar números y hacer cálculos con ellas, siendo la sucesión de los diez dedos la más elemental para el ser humano.
Un sistema antiguo para contar fue utilizar piedras, por ejemplo, historiadores señalan que los pastores usaban piedras para contar sus ovejas, ya que por cada oveja que salía del corral se ponía una piedra en un recipiente y al llegar, quitaban una, así sabían que las piedras que quedaban en el recipiente eran las ovejas que faltaban. Este sistema también fue aplicado en otras áreas, como contar a los soldados en una guerra. Al ver que para contar grandes cantidades necesitaban muchas piedras, usaban la base diez, es decir, cambiaban diez piedras pequeñas por una más grande, lo que posteriormente dio origen al ábaco, primero en sumeria, como en otras civilizaciones (chino, inca, entre otras). Es importante señalar que de esta particular manera de contar proviene la palabra "cálculo", que en latín significa "piedra”.
La evolución de las máquinas calculadoras
La primera máquina sumadora la inventó el matemático francés Blaise Pascal (1623-1662) a sus 18 años, en 1642. Era una máquina calculadora que podía sumar y restar. Tenía unas ruedas, cada una de ellas mascada en su borde con las cifras 1 a 10. El matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) ideó una máquina calculadora en 1693, que superaba a la de Pascal. Mientras que esta última solo podía sumar y restar, la de Leibniz podía multiplicar por repetición automática de la suma, y dividir por repetición automática de la resta.
La primera calculadora electromecánica la invento el estadounidense Herman Hollerith (1860-1929), conocida como máquina tabuladora, la cual funcionaba con tarjetas perforadas. Con el tiempo Hollerith fundo una compañía dedicada a construir este tipo de máquinas, esa empresa sería International Business Machines Corporation, conocida en estos días como I.B.M.
Un gran salto en esta evolución fue la creación de la calculadora de bolsillo. En 1967, Jack Kilby, Jerry Merryman y James Van Tassel de Texas Instruments, desarrollaron la primera calculadora fácilmente transportable, llamada Datamath. Para esto, se emplearon circuitos transistorizados, sólo pesaba poco más de un kilo y costaba 150 dólares cuando salió a la venta, en el año 1972. En los años subsiguientes hasta estos días, el peso y el precio han disminuido, pero ha ido en aumento la diversidad de operaciones y cálculos que se pueden realizar mediante estas máquinas.
Con esto, puedo concluir que el cálculo desde un principio ha podido satisfacer las necesidades básicas del ser humano, luego, con la invención de la calculadora, el hombre ha podido facilitar mucho su trabajo, ya que puede resolver desde difíciles operaciones matemáticas a simples cálculos de la vida cotidiana en segundos.